Si te das una oportunidad… aquella luna que guardas en los recovecos de tu oxidado corazón, respirará amor. Deberás despertarla con suave ternura, acariciándola con lentos movimientos dirigidos por tus finos dedos. Deberás susurrarle palabras de consuelo, y cubrirle los ojos para que no tema. Deberás enseñarle a no ser cobarde, como hiciste conmigo. Deberás acurrucarla en tus brazos y mecerla al son de los latidos de la música que traen consigo las olas acarameladas. Deberás disfrazarla y esconderla cuando comience a recordar, no dejes que vuelva atrás, no permitas que huya. Deberás acompañarla de la mano cuando se pasee por las calles desiertas de esta ruidosa ciudad. Y cuando pregunte, respóndele que aún sigue soñando, esperando a que llegue la noche, para así, poder colgarse de un efímero columpio colorido formado por traviesas estrellas.
viernes, 8 de julio de 2011
El juego de la luna, de Ayelén Solsito
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