viernes, 8 de julio de 2011

Una historia de suspense: Javier Arturo Michel Serrano

  —Si te das una oportunidad de perdonar! —grita, mientras me mira desde el suelo con los ojos desencajados y amoratados.
   ¿Es quizás miedo lo que veía en esos ojos? ¿Furia, dolor, amargura, arrepentimiento? No… lo que esos ojos gritan es simple y puro terror, esa chispa antigua de miedo primigenio que nos ayuda a autoconservarnos, así como a reproducirnos o a… matar. Me pregunto si de verdad me tiene miedo a mí o al cañón de la pistola con la que le estoy apuntando. Me gustaría tirarla a un lado y comprobarlo, pero podría intentar escapar, perderme el miedo pero… me había costado tanto dar con él. El miedo había sido la causa de todo, por miedo no se bajó del coche, por miedo no llamó a una ambulancia, por miedo… Ellos habían muerto por miedo, mi mujer y mi hijo, por el miedo que tuvo ese individuo a pagar sus actos, por su terror acabó con sus vidas en el duro, negro y frío asfalto. Ojalá le acompañe ese pavor por siempre…
Noto una lágrima que resbala por mi mejilla, apunto mejor y digo
–Hay oportunidades que es mejor no darse a uno mismo.

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